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domingo, 28 de octubre de 2012

Cómo exprimir al máximo las 24 horas del día

Cómo exprimir al máximo las 24 horas del día
Identificar a los «ladrones» que roban tiempo y energía es el primer paso para aprovechar cada minuto. Félix Torán advierte: «Se suelen ocultar en el reino de lo no importante»
M. ARRIZABALAGA / MADRID
Día 27/10/2012 - 11.53h

No es ciencia, ni pseudociencia. Lo que desgrana Félix Torán en su «guía de gestión del tiempo para tener una vida plena» es conocimiento y mucha experiencia directa, entremezclada con una parte irracional «igualmente importante y que solemos olvidar» como el potencial del subconsciente. Autor de libros sobre crecimiento personal como «Mente cuántica» o «Autodiseño personal» , aborda en «El tiempo en tus manos» cómo evitar que los minutos, las horas y los días se cuelen entre los dedos sin dejar poso alguno.
Cómo exprimir al máximo las 24 horas del día
Félix Torán

A este doctor en Ingeniería Electrónica de la Agencia Espacial Europea le da tiempo de llevar una intensa actividad profesional, dedicar atención a su familia y a sus amigos, practicar cinco horas de ejercicio físico a la semana y al menos ocho de meditación, además de escribir. «Ya me he acostumbrado a que alguien levante la mano al final de mis charlas y me pregunte cómo hago para hacer tantas cosas si el día tiene 24 horas. Siempre decía, en tono de humor, que lo contaría en algún libro. ¡Y acostumbro a cumplir mis promesas!», explica a ABC.es.


No le sobraba tiempo, ni anhelaba disponer de más cuando emprendió la tarea. «Solamente hay tiempo. Todos tenemos veinticuatro horas al día de tiempo de reloj (lo que me gusta llamar "falso tiempo"). Ese es tiempo mental, solo existe si se piensa. Pero lo que de verdad existe es el momento presente, el ahora, el verdadero tiempo. Si sabemos combinar la utilidad del falso tiempo con la felicidad que reside en el verdadero tiempo, podemos llegar a ser felices y muy productivos, todo al mismo tiempo, y nunca nos preguntaremos si nos falta o nos sobra tiempo. De hecho, la pregunta dejará de tener sentido», sostiene.
Lo importante de lo no-importante

La clave para gestionar el tiempo está en saber separar lo importante de lo no-importante, explica Torán, que admite que «eso cuesta horrores, a menos que dispongamos de una clara misión, visión y valores». Así intenta hacerlo al programar su propia agenda. «Me aseguro de dedicar el mayor tiempo a las cosas importantes (tanto si son urgentes como si no). Y también la mayor energía».
«También debemos desaprovechar el tiempo menos»

Es la teoría de Stephen Covey: para meter piedras, agua y arena en un pozal sin que se salga nada, solo hay un orden posible: primero las piedras, luego la arena (que rellena huecos) y finalmente el agua (que se filtra). «En la agenda (como en el pozal) debemos comenzar rellenando siempre esas piedras, que son las tareas importantes y urgentes, asuntos decisivos, que no pueden retrasarse. No nos van a dar el éxito en un día, pero son decisivas para lograrlo en el futuro. Después, la arena, que son las tareas importantes, pero no urgentes, las que nos llevan pasito a pasito hacia la meta a largo plazo.. Lo poco que queda de tiempo es para el agua (las tareas no importantes)», expone.
«Ladrones del tiempo»

Para cumplir ese guión hay que sortear a los «ladrones del tiempo», como bautiza Torán a cualquier situación, persona, cosa, o tarea, «que nos roba el momento presente (nos distrae) o bien nos frena o aleja de nuestros objetivos o entra en conflicto con ellos». Cada persona tiene los suyos, aunque algunos son muy comunes. ¿Cómo reconocerlos? «Los ladrones del tiempo se suelen ocultar en el reino de lo no importante», subraya el autor que añade: «No solo se trata de aprovechar mejor el tiempo, también debemos desaprovecharlo menos».

«Una reunión innecesaria puede significar pérdidas de tiempo y dinero»
«Una reunión innecesaria, mal conducida o mal enfocada puede significar pérdidas de tiempo, dinero y energía enormes en viajes, en horas de trabajo... ¡Que se lo digan a los altos directivos de grandes empresas! Hoy existen incluso aplicaciones para smartphones que les dicen en cada instante de la reunión cuánto dinero han perdido hasta el momento...». Las reuniones mal gestionadas son un ejemplo, pero también internet y las redes sociales pueden convertirse en ladrones del tiempo a juicio de Torán. «A partir de cierto límite, el tiempo que roban es mayor de lo que nos gustaría admitir».
Otra banda de «cacos» la integran las pequeñas tareas, que ocupan poco tiempo, pero que roban mucha energía que debería emplearse en las realmente importantes. «Para gestionar bien el tiempo, hay que gestionar bien la energía». Para ello, resulta útil identificar las franjas del día en que cada persona se siente con mayor o menor entusiasmo. «No es matemático, pero suele repetirse con razonable frecuencia. Por ejemplo, hay personas que por la mañana rinden al máximo, y andan dormidos después de comer la mayor parte de días. A otras les pasa diferente... Lo importante es identificar nuestro perfil de energía, y hacer todo lo posible para poner las tareas más importantes de la agenda en los momentos de máxima energía. Así tiempo y energía van de la mano», destaca. Gestionar bien el tiempo implica además reservar una parte para el descanso, «tan importante como el trabajo».

Éstas son algunas de las claves para aprovechar mejor el tiempo:

-Hay que concentrarse en lo importante. Salir del mundo de la urgencia y mudarnos hacia el mundo de la importancia.

-Dejar de intentar (en su lugar, actuar). Dejar de decir "no tengo tiempo". Cumplir con los plazos. Ser puntuales. Visualizar nuestros planes con antelación obra maravillas. Luego hay imprevistos, pero esa preparación mental marca la diferencia.

-Ser proactivos (hacer algo para que las cosas pasen, no esperar a que lleguen de forma milagrosa).

-Aplicar el siguiente "cóctel": cuatro partes de disciplina y una de improvisación. ¡Todo no se puede anticipar y programar en la vida! Pero cuanto más preparados nos encuentre el imprevisto, mucho mejor.

-Convertirnos en finalizadores de tareas importantes. Lo que empezamos es importante, y además, lo terminamos.

-Hacer todo lo posible para utilizar el enorme poder que reside en nuestra mente. La concentración mental, la capacidad de dirigir la atención hacia una sola cosa y no dejarse llevar por las distracciones, ahorra tiempo y energía. «Es como un gimnasio. Requiere regularidad y esfuerzo, pero tras un tiempo, logramos periodos largos de concentración. Eso se extiende al día a día, y somos capaces de mantener la mente en lo que hacemos en cada momento, y no dejarnos llevar por distracciones», afirma el autor.

-Eliminar dependencias innecesarias en nuestras tareas más importantes. Si estas siempre dependen de terceras personas, el tiempo no estará en nuestras manos, sino en las de terceros.

-Aprender a mantener una imagen mental de la agenda a largo plazo es el reto de matrícula de honor en la gestión del tiempo. «No es fácil, pero obra maravillas», asegura Torán.

Estas recomendaciones son válidas para cualquier edad, siempre que se tenga clara la misión que se persigue en la vida y los valores, que cambian de enfoque con los años. «No existen recetas universales aplicables por igual a todos porque cada persona es un mundo», pero sí «herramientas que cada persona puede adaptar a su vida» como las que ofrece Torán «y dan resultados».

La sabiduría que reside en los refranes

M. A. MADRID
«Vísteme despacio que tengo prisa»: «En la vida se pueden presentar situaciones inesperadas, que requieren una respuesta rápida. Si nos dejamos llevar por las emociones, nos empujarán a actuar deprisa y sin pensar, como un autómata, lo cual no suele terminar bien... Esas prisas solo contribuyen a crear más retrasos. La solución consiste en ser conscientes de esas fuertes emociones y dejar que evolucionen. Así se abre un espacio en el que podremos responder»

«No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy». «Eso es lo que se conoce como "procrastinación". En el momento en que tenemos una idea, es cuando debemos pasar a la acción. Si no podemos, tomemos nota, y cuanto antes, actuemos. Se trata de sustituir la procrastinación por una actitud "¡házlo ya!" que caracteriza a los buenos gestores del tiempo.


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