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lunes, 3 de septiembre de 2012

Los 3 Ancianos

del libro "El camino más fácil"

Una mujer salió de su casa y vio a tres ancianos de barbas largas sentados frente a su jardín. Como no los conocía, les dijo: “No creo conocerlos, pero tal vez tengan hambre.

Por favor entren a mi casa y coman algo”.

Ellos preguntaron: “.Esta el hombre de la casa?”. “No”, respondió ella, “no esta”. “Entonces no podemos entrar”, dijeron ellos. Al atardecer, cuando llego el marido, la mujer le conto lo sucedido y el dijo, “!Diles que he llegado e invítalos a pasar!”.

La mujer salió a invitar a los hombres a entrar en su casa. “No podemos pasar los tres juntos”, explicaron los ancianos.

“.Por qué?” quiso saber ella. En ese momento, uno de los hombres señaló hacia los otros dos y dijo: “El se llama Riqueza y el Éxito. Mi nombre es Amor. Entra y decide con tu marido a cual de nosotros tres desean invitar”. La mujer entro a su casa y le repitió la historia a su marido. El hombre se puso feliz. “!Qué bueno!.

Ya que así es el asunto, invitemos a Riqueza. Dejemos que entre y llene nuestro hogar de abundancia. La esposa no estuvo de acuerdo. “Querido por qué no invitamos a Éxito?”. La hija del matrimonio, que estaba escuchando la conversación desde la otra punta de la casa, vino corriendo con una idea: “.No sería mejor invitar a Amor?. Entonces nuestro hogar estaría lleno de amor”.

“Hagámosle caso a nuestra hija”, dijo el esposo a su mujer. “Ve e invita a Amor a que sea nuestro huésped”. La esposa salió y les pregunto a los ancianos: “.Cual de ustedes es Amor?. Deseamos que el sea nuestro invitado”. Amor se puso de pie y comenzó a caminar hacia la casa. Los otros dos ancianos se levantaron y lo siguieron. Sorprendida, la mujer les pregunto: “Solo invite a Amor. Por qué vienen ustedes también?”. Los ancianos respondieron al unísono: “Si hubieras invitado a Riqueza o Éxito, los otros dos hubiesen permanecido afuera. Pero invitaste a Amor, y donde sea que vaya Amor, nosotros vamos con el”. Donde hay amor, hay riqueza y éxito.

Reflexión:

El dinero no es malo, al contrario. Lo malo es darle prioridad.
Cuando hacemos las cosas por dinero, todo parece difícil, viene y se va rápido y se nos escapa de las manos. Debemos encontrar aquello que amamos hacer, algo que nos da felicidad y satisfacción y que estaríamos dispuestos a hacer aunque no nos pagaran. Todos nacemos con ciertos talentos y dones naturales únicos. Hay algo que podemos hacer mejor que ninguna otra persona. Es algo que tenemos adentro nuestro y que no necesariamente precisa de un título universitario.
La abundancia y la prosperidad tienen que ver con nuestra conciencia.
Cuando sabemos quiénes somos, sabemos que ya tenemos todo lo que necesitamos. En ese momento, ya somos ricos. Al abrir nuestro corazón y confiar, damos permiso para que todo se manifieste en nuestras vidas.

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