Tu subconsciente tiene implantada una programación que te induce a la lucha, a no aceptar el fluir del universo, a no rendirte, así esa actitud te genere un inmenso sufrimiento. Siempre te dijeron que: ¨El que persevera alcanza¨, sin embargo no te dijeron, que al hacerlo lo que con seguridad alcanzarías es un enorme sufrimiento.
Cuando un camino se cierra, es que el Universo entero -trabajando sincrónicamente, unido en el propósito de facilitar tu evolución y tu perfeccionamiento- te avisa que lo pretendías lograr no es para ti, que no te corresponde.
Lo hace porque puede ver las otras oportunidades que ha dispuesto en tu camino, las que te permitirían avanzar rápidamente hacia tu felicidad, las que desea que tu aproveches. No es una sola son varias, están allí dispuestas para que tu escojas libremente cual de todas prefieres.
Sin embargo la programación instalada en tu Ego te impulsa a no rendirte, te crea una obsesión por obtener lo que deseas, a cualquier costo. No sabes que el universo habla con acciones, si las observas se revela lo que no te corresponde. Esto no quiere decir que te conviertas en un conformista y que te convenzas que la vida no requiere ningún esfuerzo.
Solo que cuando una puerta se cierra no te obsesiones con ella, observa a tu alrededor a ver cual es la tuya y sobre todo pregunta. El que le pregunta al universo a través de una acción, cuyo resultado se acepta como una respuesta, siempre llega a Roma. Lo que es para ti siempre fluye.
Al cabo de mucho sufrimiento, a veces, logras lo que te propusiste, sin embargo no sabes que obtuviste una victoria pírrica. Empleaste demasiado tiempo de tu vida en insatisfacción y frustración. Solo tenías que haber observado a tu alrededor con desapego y hubieras encontrado oportunidades que te hubieran hecho avanzar cien o mil veces más que lo que terminaste avanzando con tu terquedad. Además te hubieras evitado todo el sufrimiento y esa lucha permanente que te impidió reír, relajarte y gozar de la vida. Canjeaste tu felicidad presente por un éxito que era como el horizonte, por más que avanzabas siempre estaba a la misma distancia. La lucha además te mantuvo en la duda, en la angustia y en la escasez.
Hay un método para saber con certeza si algo te corresponde o no. Haz una meditación y escoge una acción que sea fundamental para lograr el propósito que tienes en mente, dile al universo que la vas a usar como un oráculo.
Llevala a cabo y observa que resultados produce. Si las puertas se cierran todo indica que ese no es tu camino.
Sin embargo aún puedes no darte por vencido, pregunta otras dos veces más, si el resultado es el mismo puedes tener la certeza que ese no es tu camino y dedicate mejor a buscarlo. Si no lo aceptas y continúas perseverando, eres tan terco como un burro y lo que te corresponde es el sufrimiento...
Fuente: Fernando Malkun
Cuando un camino se cierra, es que el Universo entero -trabajando sincrónicamente, unido en el propósito de facilitar tu evolución y tu perfeccionamiento- te avisa que lo pretendías lograr no es para ti, que no te corresponde.
Lo hace porque puede ver las otras oportunidades que ha dispuesto en tu camino, las que te permitirían avanzar rápidamente hacia tu felicidad, las que desea que tu aproveches. No es una sola son varias, están allí dispuestas para que tu escojas libremente cual de todas prefieres.
Sin embargo la programación instalada en tu Ego te impulsa a no rendirte, te crea una obsesión por obtener lo que deseas, a cualquier costo. No sabes que el universo habla con acciones, si las observas se revela lo que no te corresponde. Esto no quiere decir que te conviertas en un conformista y que te convenzas que la vida no requiere ningún esfuerzo.
Solo que cuando una puerta se cierra no te obsesiones con ella, observa a tu alrededor a ver cual es la tuya y sobre todo pregunta. El que le pregunta al universo a través de una acción, cuyo resultado se acepta como una respuesta, siempre llega a Roma. Lo que es para ti siempre fluye.
Al cabo de mucho sufrimiento, a veces, logras lo que te propusiste, sin embargo no sabes que obtuviste una victoria pírrica. Empleaste demasiado tiempo de tu vida en insatisfacción y frustración. Solo tenías que haber observado a tu alrededor con desapego y hubieras encontrado oportunidades que te hubieran hecho avanzar cien o mil veces más que lo que terminaste avanzando con tu terquedad. Además te hubieras evitado todo el sufrimiento y esa lucha permanente que te impidió reír, relajarte y gozar de la vida. Canjeaste tu felicidad presente por un éxito que era como el horizonte, por más que avanzabas siempre estaba a la misma distancia. La lucha además te mantuvo en la duda, en la angustia y en la escasez.
Hay un método para saber con certeza si algo te corresponde o no. Haz una meditación y escoge una acción que sea fundamental para lograr el propósito que tienes en mente, dile al universo que la vas a usar como un oráculo.
Llevala a cabo y observa que resultados produce. Si las puertas se cierran todo indica que ese no es tu camino.
Sin embargo aún puedes no darte por vencido, pregunta otras dos veces más, si el resultado es el mismo puedes tener la certeza que ese no es tu camino y dedicate mejor a buscarlo. Si no lo aceptas y continúas perseverando, eres tan terco como un burro y lo que te corresponde es el sufrimiento...
Fuente: Fernando Malkun
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