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domingo, 6 de mayo de 2012

El estrés y nuestras relaciones.

El matrimonio, divorcio, ser padres, los negocios, las amistades, en fin, cualquier tipo de relación puede estar íntimamente relacionada con el estrés.
Ya sea como resultado de la relación o como causa de algunos problemas que surgen en ella.

¿Por qué el estrés y las relaciones van juntos?

Vivimos rodeados de personas y necesitamos relacionarnos con muchas de ellas.

Nos relacionamos por:

Casualidad.
Por que la vida nos presenta dichas relaciones (la familia y los compañeros de trabajo).

Necesidad (doctores, personas que nos prestan un servicio).

Elección personal (amigos, pareja).

Situaciones ocasionales (el agente de tránsito, la persona que nos estaciona el coche).

Cualquiera de estas relaciones puede causarnos molestias, problemas y estrés.

Las relaciones pueden causar estrés y el estrés puede afectar y dañar nuestras relaciones.

Una buena relación nos proporciona apoyo, ayuda, diversión, cariño, amor, compañía, etc.
Pero una mala relación nos causa tensión, angustia, dolor y problemas.

Generalmente, mientras más cercana es una relación, mayor es la probabilidad de que nos genere tensión y conflictos.
Por eso es importante aprender a manejar el estrés, a mejorar nuestras relaciones y a solucionar todo tipo de dificultades.

El estrés como resultado de las relaciones.

Cada persona tiene diferentes valores, intereses, expectativas, pensamientos, sentimientos, hábitos, problemas personales y vivencias de su niñez.

Al relacionarse dos o más personas, estas diferencias pueden chocan, provocando estrés y conflictos.

Generalmente pensamos que nosotros tenemos la razón y queremos imponerles a los demás nuestro punto de vista y lo que nosotros consideramos adecuado.

Pero la otra persona piensa igual.

En una relación, podemos estresarnos por:

  • Problemas en la comunicación
  • conflictos no resueltos que generan resentimiento
  • sentimientos no expresados o manifestados inadecuadamente,
  • promesas no cumplidas,
  • dar por hecho que sabemos lo que piensa o siente la otra persona y sin preguntarle, actuar de acuerdo a esta convicción,
  • esperar que la otra persona sepa lo que queremos y necesitamos y que nos lo de, sin que tengamos necesidad de pedírselo,
  • negar los problemas o malestar que existe en dicha relación,
  • ser deshonesto con la otra persona, el deseo de cambiar a las otras personas,
  • rechazar o atacar a las personas por tener diferentes valores, pensamientos y sentimientos,
  • expectativas exageradas en cuanto a la otra persona o a la relación en sí.
  • una baja autoestima, en nosotros o en nuestra pareja, que provoca demandas difíciles de cumplir.
Todas estas actitudes y muchas más, pueden ser cambiadas, si quieres encontrar la forma de vencer los problemas de tus relaciones.

Ante cualquiera de estas situaciones, la solución está en identificar el problema y resolverlo, no en buscar culpables.

El estrés como causa de problemas en la relaciones.

El estés puede estar generado por causas ambientales, enfermedades, problemas en diferentes áreas de nuestra vida, forma de pensar, actitud, etc.

Independientemente de la causa original, el estrés y sus efectos repercuten en nuestras relaciones, creando conflictos y mayor estrés.

Algunas de las consecuencias del estrés son:

  • Descuidamos nuestras responsabilidades.
  • reaccionamos de manera exagerada,
  • desquitamos nuestro malestar o coraje, con otras personas,
  • nos aislamos o demandamos demasiada atención,
  • disminuye nuestra capacidad para negociar o tomar decisiones,
  • se nos olvidas cosas que pueden ser importantes para otras personas,
  • pensamos negativamente,
  • estamos tan centrados en nosotros mismos y en nuestro problema que dejamos de tomar en cuenta las necesidades de los demás,
  • podemos tener arrebatos de furia,
  • aumenta la propensión a depender de conductas adictivas como alcohol, droga o comida.
  • etc.
Cualquiera de estas situaciones puede repercutir en nuestras relaciones, creando conflictos y una respuesta negativa de la otra persona.

El problema es que, con frecuencia, no nos damos cuenta de la causa real de nuestro estrés y si no la solucionamos, nuestras dificultades, tensión, enojo, depresión o enojo, aumentan constantemente.

¿Qué hacer?

Cierra los ojos y piensa en tus diferentes relaciones, (familia, amigos, de trabajo, etc.) y observa cómo te sientes ante cada una de las situaciones que estás imaginando. En aquellas en las que te sientas tenso, angustiado, enojado o simplemente molesto, muy probablemente hay algún asunto sin resolver.

Si tienes algún problema o estás molesto con alguna persona, reconócelo.
Negar una situación conflictiva o dolorosa, nunca es una buena solución.
Los problemas interpersonales, rara vez se solucionan sólo con el paso del tiempo.

El dolor, enojo, molestia o resentimiento que tienes respecto a alguna persona, va a surgir en algún momento y si no lo reconocer y manejas, te va a controlar a ti.

Háblalo directamente con la persona con la que estás molesto, no busques intermediarios.
Da tú el primer paso y da todos los que se necesiten.
No esperes a que sea el otro el que busque solucionar el conflicto.
No lo estás haciendo sólo por el otro.
Lo estás haciendo por ti.

No te dejes llevar por el falso orgullo, que es uno de los principales obstáculos para solucionar los problemas que surgen en las relaciones.
Ese orgullo infantil, que surge de la necesidad de demostrar que somos fuertes y más valiosos o mejores que los demás.
Nuestro valor como personas, no depende de quién gana las discusiones, ni de quién es menos vulnerable.

Empieza hoy, para que los resultados, aunque al principio sean pequeños, se vayan sumando.

Reconoce que no siempre tienes la razón.
Y no pasa nada si estás equivocado.
Pedir perdón es una señal de madurez y sabiduría.

Analiza tus relaciones para descubrir cuales te están causando estrés y por qué.
Sólo así, puedes encontrar la solución adecuada.

No es igual un problema causado por un conflicto no resuelto, que por los pleitos constantes que surgen de querer cambiar a la otra persona.

Si te es difícil detectar qué está sucediendo, busca ayuda.
Mientras más crece un problema, más afecta otras áreas y cuesta más trabajo poder separar un aspecto de otro.
Se vuelve como una madeja de estambre, enredada y llena de nudos.

Si reconoces que estás estresado, revisa tu conducta en las diferentes áreas de tu vida, para detectar cómo lo estás manifestando y que problemas te puede provocar.
Las consecuencias del estrés, arriba descritas, pueden servirte de guía.

Revisa el artículo sobre las causas del estrés, sus síntomas y consecuencias y sobre la importancia del pensamiento en el estrés, para tener mayor información y poder evaluar tu situación.

Con frecuencia nos es difícil solucionar los problemas, debido a problemas en la comunicación.
Busca los consejos para mejorarla y la guía de la comunicación, para obtener mejores resultados.

Aprende a respirar y a relajarte, para que puedas tener mejores relaciones y mejor calidad de vida.

Fuente: Psic. Silvia Russek
Lic. En Psicología Clínica.
Maestría en Terapia de Pareja.

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