“Después de ganar varios concursos de tiro al arco, un joven y jactancioso campeón retó a un maestro Zen, también famoso por su habilidad como arquero
El joven hizo un despliegue de enorme habilidad y de poseer una extraordinaria técnica cuando le acertó al centro de un distante blanco al primer intento, y luego, como si lo anterior fuese poco, con un segundo tiro partió aquella misma flecha, en dos
"¿Observaste?", le gritó al viejo, "¡veamos si puedes lograr lo que yo hice” "
Sin perturbarse, el maestro no sacó su arco, sino que invitó al joven a que lo siguiera hacia la montaña
Intrigado respecto a las intenciones del maestro, el campeón lo siguió hacia lo alto de la montaña hasta que alcanzaron un abismo atravesado tan solo por un tronco frágil y tembloroso
Parándose con quietud inmutable en medio del peligroso y tambaleante puente, el viejo maestro eligió un lejano árbol para usarlo como blanco
Desenfundó el arco, y disparó un tiro directo a su objetivo
"Te toca a ti, ahora", le dijo al joven campeón, mientras volvía a pisar tierra firme
El joven contemplando con horror el abismo, que parecía no tener fondo, no pudo subir al tronco, y mucho menos hacer el tiro
"Tienes gran habilidad con el arco", le dijo el maestro, "pero tienes muy poca habilidad con tu mente que te impide hacer el tiro"
(Antiguo Cuento Zen)
_____________________________________________________________________
*Recomienda este artículo a tus amigos
*Recomienda este artículo a tus amigos
No hay comentarios:
Publicar un comentario