¿Sabías que cada vez hay más empresas que buscan gente con inteligencia emocional en lugar de personas con muchos títulos académicos y Masters?
Hace unos años, se creía que el Coeficiente Intelectual (C.I.) era primordial para saber si una persona seria exitosa en su vida. Realizabas un test de inteligencia y si obtenías una elevada puntuación podías acceder a un buen trabajo.
Actualmente, en diversos ámbitos se han dado cuenta de que para tener éxito en la vida se necesita profundizar muy bien otro tipo de inteligencia: la inteligencia emocional.
Un claro ejemplo
Tome por ejemplo el caso Jorge, una persona que se presentó a un test de inteligencia para d

En cambio, un estudiante de mediocres resultados en el instituto llegó a la edad de 30 años a ocupar el cargo de vicepresidente de una de las empresas multimedia más importantes del mundo gracias al dominio de sus aptitudes emocionales: empatía, dominio emocional, compromiso, iniciativa, optimismo, persistencia… Este último sería un caso de inteligencia emocional.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional, difundida mundialmente por el psicólogo, filósofo y periodista Daniel Goleman, es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos.
¿En qué se basa la inteligencia emocional?
Según Daniel Goleman la inteligencia emocional está basada en el desarrollo e integración de las siguientes capacidades:
Autoconocimiento emocional: Se refiere al conocimiento de nuestras propias emociones y cómo nos afectan. Hay que prestar atención a como nuestro estado de ánimo puede influir en nuestro comportamiento, y reconocer nuestro puntos fuertes y nuestras capacidades a mejorar.
Autocontrol emocional: Es clave para no dejarnos llevar por los sentimientos del momento. Por ejemplo, cuando discutimos con alguien, podemos perder el control y decir cosas de las que luego nos arrepentimos.
Automotivación: Cuando empezamos a conocer y a dirigir nuestras emociones podemos usarlas de palanca para motivarnos a la consecución de nuestro objetivo. Por ejemplo, nos podemos motivar mediante el diálogo interno, diciéndonos: ¡Tú puedes!
Empatía, o reconocimiento de emociones ajenas: El aprender a reconocer las emociones ajenas, poniendo nuestra atención tanto en lo que dice, como en sus gestos y expresiones. El comprender mejor a nuestro interlocutor nos acerca a él.
Relaciones interpersonales: Es decir, mejorando nuestras habilidades sociales para mejorar nuestra relación con los demás.
¿En qué nos puede ayudar?
Los hombres que poseen una elevada inteligencia emocional suelen ser socialmente equilibrados, extrovertidos, alegres, y en lugar de preocuparse, ven los problemas como oportunidades de crecimiento y mejora.

Aceptan sus responsabilidades, y obtienen resultados porque se comprometen en sus causas. Tienden a buscar un objetivo que les haga sentirse realizados a nivel personal y social. Son cariñosos, amables, y tienen en cuenta a las personas que les rodean.
La inteligencia emocional y las mujeres
Las mujeres emocionalmente inteligentes son asertivas, es decir, saben expresar lo que quieren de una manera constructiva, tienden a ser enérgicas, poseen una autoestima sana y una autoconfianza basada en el propio conocimiento interno.
Al igual que los hombres emocionalmente maduros, suelen ser abiertas y sociables, expresan sus sentimientos sin herir a los demás y soportan bien la tensión. Saben conectar con la gente, y hacer amistades, se sienten lo bastante a gusto consigo mismas, y se sienten seguras al mostrar su alegría, su espontaneidad.
¿Cómo se aplica de una manera practica?
Focalizarnos en lo que queremos
Aquello en lo que nos focalizamos, o ponemos nuestra atención crece. Por ello le puede resultar altamente beneficioso aprender a dirigir su mente hacia donde realmente quiere, en vez de hacia donde no quiere. Para ello anote diariamente 10 cosas positivas que le hayan ocurrido en el día, y 10 cosas que le hagan sentir bien.
Ejercicio para generar autocontrol
Uno de los primeros pasos para controlar nuestras emociones es aprender a estar en un estado de calma. Para ello se realizan una serie de 10 respiraciones lentas y profundas, tomando conciencia de cada inspiración, y de cada expiración. De esta manera generamos un estado de tranquilidad, que nos permite controlar nuestras emociones.
Fuente: Mentxu da Vinci
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